Haz deporte y duerme mejor
Una de las claves para dormir mejor, es hacer deporte.
¿Quieres saber por qué?
Baños de hielo y duchas frías, masajes, luz infrarroja, cámara hiperbárica… Gracias a las redes sociales podemos ver el día a día de muchos atletas de élite y qué hacen para cuidarse y mejorar su rendimiento. Sin embargo, lo que casi ninguno cuenta es que no hay tecnología, método, o aparatología que supere una buena noche de sueño reparador para recuperarse de un entreno o una competición y para mejorar en su rendimiento deportivo.
No hay mejor entrenamiento que un buen descanso. El motivo es que, mientras el ejercicio destruye las fibras musculares, el sueño las repara y construye el músculo. Y esto no es solo importante para crear masa muscular, sino para evitar lesiones por fatiga y para recuperarnos con más rapidez en caso de que las haya.
Si hay una verdad clara en lo que a ejercicio se refiere es que el ser humano está hecho para el movimiento. Sin embargo, pasamos cada vez más horas al día sentados o tumbados, con las consecuencias negativas que esto tiene tanto para nuestro cuerpo como para nuestra mente y nuestro equilibrio emocional. El ejercicio nos mantiene fuertes, ágiles y flexibles, condiciones imprescindibles para gozar de una buena salud a cualquier edad; de poco sirve que cada vez vivamos más años si no podemos movernos con libertad y sin dolor. El músculo es un órgano endocrino, y además de ayudarnos a mantenernos en nuestro peso, nos ayuda a construir masa ósea; y cuanto antes empieces, mejor, ya que la calidad de nuestra masa ósea empieza a descender a partir de los 35-40 años y cada vez es más difícil conservarla.
El movimiento hace que la sangre circule más rápido, con lo que conseguimos una mayor oxigenación de todos nuestros tejidos y ayudamos a que nuestro cerebro funcione a pleno rendimiento. Hablando del cerebro, el ejercicio es el responsable de que segreguemos multitud de neurotransmisores que favorecen nuestra capacidad de concentración, nos ayudan a mantener la motivación y nos equilibran emocionalmente, como son las endorfinas y la serotonina, de ahí que el ejercicio físico sea considerado como el mejor antidepresivo.
La relación deporte-descanso es bidireccional. Es decir, igual que el descanso nos ayuda a mejorar en nuestro rendimiento y a recuperarnos del esfuerzo físico, el ejercicio es esencial para tener un sueño y un descanso de calidad. Es el tercer sincronizador externo más importante junto con la luz y los horarios de las comidas que ya hemos comentado. Para descansar hay que cansarse. Si pasamos el día sentados o tumbados, con la mínima actividad física, nuestro cerebro no recibe la señal del resto del organismo de que está cansado y que por tanto necesita dormirse, y si no llega esa señal es posible que nos metamos en la cama y nos sea imposible dormirnos.
La única precaución que hay que tener con el ejercicio es la hora a la que practicamos actividades de alta intensidad. ¿Por qué? Porque este tipo de actividades aumentan nuestra frecuencia cardíaca y nuestra temperatura corporal, que es lo contrario que sucede cuando nos dormimos. Esta activación puede ser contraproducente en algunos casos, por eso se recomienda hacer la actividad más intensa al menos 3 horas antes de acostarse; otro tipo de actividades más suaves como caminar o determinados tipos de yoga son perfectos para desconectar del día y entrar en modo descanso.