Vuelve a tu rutina en septiembre.
Nueva rutina y ciclos de sueño
Hay dos momentos a lo largo del año donde todos nos ponemos nuevos objetivos, metas, propósitos y un sinfín de buenas intenciones, que a veces cumpliremos y otras haremos la vista gorda.
Septiembre llega con fuerza y nos pone de nuevo en la rutina del día. Es el mes perfecto para empezar de cero y dejar atrás el verano caótico y lejos de los horarios sin orden alguno que tanto trastocan nuestras horas de sueño y nuestros ritmos circadiano. Será por el acortamiento de las horas de luz solar, por la vuelta a las jornadas de trabajo o por el cansancio de quienes han llevado unos meses haciendo malabares para compaginar, trabajo, vacaciones e hijos.
Volver a la rutina es clave para nuestro bienestar. Nuestro cuerpo se rige por ciclos y como todos estos ciclos convienen no alterarlos para evitar que afecten a nuestro organismo.
Adultos y niños somos diferentes, poseemos anatomías diferentes, procesos mentales, que difieren, pero, aun así, ambos organismos compartimos muchas cosas, como por ejemplo los ritmos circadianos.
Nuestro cuerpo está sometida a una rutina constante, una rutina de cambios físicos, psicológicos y ambientales que, entendidos como una serie de procesos repetitivos y que alteran nuestros organismos, son denominados, ritmos circadianos.
El verano hace que todos estos factores que tanto nos influyen varíen y acaben modificando los ciclos y desajustando todos esos sensores que nuestro cuerpo tienen para prepararse a dormir.
Unos de los más afectados de estos cambios son los niños pequeños y jóvenes en edades escolares, ya que ellos cambian sus estilos de vida radicalmente entre los meses de junio a septiembre.
Ya no tienen que madrugar, ni se es tan estricto en las horas de sueño. Durante el periodo de vacaciones difícilmente se mantienen sus ritmos de sueños y horarios. Por eso la llegada del mes de septiembre les cuesta a ellos más, supone un cambio casi total de rutina.
Volver a madrugar y volver a las jornadas de colegios supone en ellos un gran cambio en los factores medioambientales, a esto le tenemos que sumar el inicio de una época donde las horas de luz se reducen y las temperaturas empiezan a bajar.
La nueva rutina y ciclos de sueño, se tiene que iniciar de manera gradual y escalonada, para asegurarnos que no se altera de manera muy brusca y genere algún tipo de trastorno del sueño.
Para adaptarnos a los nuevos horarios y nuevos hábitos, es aconsejable que los niños empiecen cuanto antes a mantener un horario para irse a dormir, de esta forma iremos modificando sus ciclos hasta llevarlos al punto más óptimo para su desarrollo.
¿Y qué pasa si no conseguimos que los niños duerman las horas necesarias para su correcto desarrollo? Ante una situación donde no se consiga controlar los ritmos de sueños de nuestros hijos, lo primero siempre será acudir al médico o pediatra para poder estudiar las causas que están generando estos trastornos del sueño.
Podemos diferenciar entre los siguientes trastornos del sueño en los niños:
• Insomnio: Dificultad para empezar o mantener el sueño por lo menos 3 veces por semana durante un mes.
• Hipersomnia: Excesiva somnolencia diurna no explicable por falta de sueño, por lo menos durante un mes.
• Trastorno del ritmo sueño-vigilia: Presencia de patrón de sueño desestructurado que obedece a una mala sincronización entre el ritmo circadiano endógeno y las exigencias del medio en que vive.
• Resistencia a dormir, miedo a dormir solo: Persistencia durante más de 1 hora por noche durante un mes, de protesta, oposición a acostarse, ritos como despedidas reiteradas, luz encendida, puerta abierta, etc.
• Pesadilla: Sueño angustioso, despertar con recuerdos terroríficos que se calma con la presencia de los padres, por lo menos 2 veces por mes.
• Terror nocturno: Despertar súbito precedido por un grito de pánico, intensa ansiedad y signos de actividad vegetativa como taquicardia, taquipnea y sudoración, no se calma con la presencia de los padres y amnesia posterior del episodio, por lo menos 2 veces por mes.
• Sonambulismo: Caminar nocturno, sin recuerdo posterior, por lo menos 1 vez por mes.
• Enuresis: Mojar la cama 1 vez por semana en niños mayores de 5 años. Bruxismo: Entrechocar o rechinar de los dientes.
Desde Gomarco ponemos a tu disposición toda una colección de colchones que se encargarán de asegurar que las horas de descanso favorecerán un correcto desarrollo en los niños y niñas. Los sistemas DUAL diseñados por Colchones Gomarco convierten al colchón en un elemento imprescindible para el crecimiento. Durante las diferentes etapas y sus consecuentes cambios fisiológicos, el cuerpo de los niños reclamará unas características diferentes. Esto no es ningún problema, ya que contamos con dos caras diferentes y con materiales diferenciados que aportarán diferentes descansos según la etapa evolutiva del niño.
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